Viajar
sin rumbo fijo
Castelló Dante de 28 años
de edad, oriundo de Bs.As – Villa Devoto, mochilero desde los 14 años de edad.
Comenzó recorriendo en trenes dentro de su provincia con una “mochila”
provisoria hasta cumplir la mayoría de edad, luego se aventuró a recorrer el
país.
“Unas fotos
de mi vieja cuando era joven, quien se fue con su novio a Mendoza” fueron
el disparador o empujón que necesitaba para mochilear. Para crear ese baúl de
recuerdos que ansiaba, de lugares visitados, de experiencias, de paisajes,
personas y vivencias increíbles.
Un aspecto interesante de
la vida de callejear es que las vivencias suelen ser muchas veces “muy copadas”
y otras veces no, explicó, sobre todo a la hora de conseguir la comida o un
lugar donde parar, puesto que a veces las personas tienen cierta desconfianza debido al aspecto de su persona y/o la vida que
llevan.
“La gente te puede atacar por nada pero otras
también te pueden salvar de tener un mal día acercándote lo necesario que
siempre suele ser alimentos y/o un lugar para descansar”.
Otras de las inquietudes
que las personas suelen plantearse, lo dice él, es sobre el aseo personal- que
es algo muy íntimo- a lo que siempre responde que lo hace de manera habitual,
como cualquier otra persona en situación de calle.
Por último, ahora que ingresaste
en el mundo sistemático/laboral, ¿lo dejarías para volver a viajar? “yo lo re
haría…aunque tengo terror, es el miedo propio de un adulto cualquiera” lo
indica haciendo referencia a su trabajo, a terminar sus estudios, el recelo a
dejar la estabilidad financiera como también a volver a caer en los prejuicios
de los modelos sociales impuestos.